En mi reciente viaje a Galicia pasé por Bodegas Gerardo Méndez, en el pueblo de Meaño, y decidí llamarles. Era una mañana soleada y con temperatura agradable y Gerardo Méndez, con su amplia sonrisa y su aspecto saludable, estaba trabajando en los viñedos junto a su impresionante casa de granito. Nos acompañó su hijo Manuel, que me mostraría después toda la propiedad.
La región vinícola de Galicia se divide en cinco subregiones o DO’s: Rías Baixas, Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei. Bodegas Gerardo Mendez se encuentra en Rías Baixas, donde los vinos están hechos con Albariño 100%. . Está en el Val Do Salnés, donde se encuentra la mayoría de las bodegas más prestigiosas, y está dividido en 5 valles, cada uno de ellos con su propio microclima que recibe la influencia de los vientos más suaves y húmedos del sur y las brisas más frías del norte.
Manuel me contó que tienen 13,5 hectáreas de viñedos, divididos en 165 parcelas diferentes, la mayor de 1,5 hectáreas y la menor de tan solo 30 m2. Dirigir unos viñedos tan fragmentados requiere un enorme esfuerzo.
Es tradición en esta región el uso de pérgolas o parras como sistema de conducción, donde las vides están a una altura de alrededor de 1,8 metros, y se forma una mata de vides y hojas, con los racimos de uva colgando. Todo el trabajo en el viñedo se realiza a mano, desde la poda a la cosecha. Bromeamos sobre que ellos deben de tener unas espaldas como jugadores de rugby después de pasar tantas horas trabajando con sus brazos en alto durante la cosecha y la poda en invierno.
Mientras permanecíamos observando en la distancia todo el valle de viñedos y maizales en la ría, me fascinó cómo explicaba cuántos tipos de suelo había: arenoso, granito, pizarra, pizarra roja, arcilla y esquisto, todos próximos unos de otros. El efecto que el tipo de suelo tiene en el estilo de vino es complejo, baste decir que cada parcela y microclima produce distintos estilos de vino.
Albariño se ha hecho enormemente popular en los últimos años, pero yo personalmente a menudo encuentro que los vinos son demasiado ácidos y les falta el sabor claro y limpio de la fruta. El clima húmedo y templado hace que sea todo un reto crear un Albariño con un buen equilibrio de fruta y acidez. Manuel me dijo que para hacer vinos equilibrados la clave es controlar el rendimiento del suelo. La D.O. Rías Baixas permite a los viticultores recoger 12.000 kg. por hectárea, y en sus viñedos ellos recogen un máximo de 9.500 kg. por hectárea. El resultado de este rendimiento inferior es tener uvas con una mayor concentración de fruta, lo que equilibra la acidez.
Manuel fue un torrente de información mientras hablábamos sobre su utilización de prensas abiertas, de la microoxigenación antes de la fermentación, y el hacer vinos para dejarlos envejecer, lo cual tiene sentido, teniendo en cuenta la alta acidez natural del Albariño. En Bodegas Gerardo Méndez cuando los vinos se dejan en contacto con las lías, no hay battonage, o mezcla de estos mediante un bastón con las lías, porque al principio el vino tiene un sabor más cremoso, pero pasado el tiempo no es el estilo de vino que buscan.
Gerardo nos acompañó para catar una gran selección: los Do Ferreiro, Loureiro, Adina y Cepas Viejas, todos ellos impresionantes, cada uno de ellos diferentes aunque con el estilo de la casa. Durante la cata, me explicaron que adquirieron vinos de todo el mundo para catarlos y así poder poner los suyos en contexto con otros excelentes vinos de distintos lugares. ¡Eso es lo que yo siempre recomiendo hacer!
Estoy deseando volver a visitarles, espero que pueda ser en febrero, para catar los vinos de 2019.