Todos nosotros tenemos diferentes gustos y, porque un vino sea muy bueno, no quiere decir que le vaya a gustar a todo el mundo. Esto a veces puede ser algo confuso para los bebedores de vino, ya que a menudo piensan que el problema lo tienen ellos, por no ser capaces de apreciar las cualidades de un vino en particular. Por ello, conocer tu paladar, en lo que respecta al vino, es muy útil si quieres pedir o comprar uno.
Cuando estoy haciendo una selección de vinos para alguien, una de las preguntas que les hago es cómo toman el café por la mañana. Conocerlo es un buen indicativo de cómo tolera el paladar de esa persona algunos sabores. Aquellos a los que les gusta el café solo y sin azúcar muestran un paladar al que le irán mejor vinos con mucho cuerpo, con más taninos y una acidez más alta. Mientras tanto, alguien que toma café con leche con dos azucarillos nos indica que tiene un paladar más sensible, consecuentemente, el estilo de vino que más le irá es uno más aromático y suave. Ello no quiere decir que un vino con mucho cuerpo sea de más calidad que el más aromático y suave, es una cuestión de gustos.
¿Conoces bien tu paladar? Hay muchos estilos de vino diferentes y, para conocer tu paladar tienes que probarlos, para ver cuál es tu reacción. Si una persona se está iniciando en la cata de vinos, los ligeramente dulces son un buen punto de partida, ya que su dulzor hace que un vino sepa y parezca más suave. Conforme el bebedor de vino va adquiriendo experiencia, su paladar se va preparando para vinos secos y delicados. Este es el momento cuando se aprende que un vino que tiene sabores afrutados no quiere decir necesariamente que sea dulce. Cuando estoy describiendo un vino blanco seco como “lleno de sabores cítricos y de frutas tropicales”, bastante a menudo la reacción es “yo no quiero un vino dulce”. Una vez que ya sabes que un vino puede tener sabores de frutas tropicales y sin embargo ser seco, ello puede serte de utilidad cuando pidas vinos que vayan bien con tu paladar.
¿Cuál es tu reacción cuando chupas un limón? Éste es otro buen indicador para saber cómo de sensible es tu paladar a la acidez. Algunas personas disfrutan con ese golpe de acidez, mientras que a otras les tira para atrás con horror. Si eres especialmente sensible a la acidez lo mejor es evitar vinos secos, con una alta acidez natural, por ejemplo, mejor pide un Moscatel seco en lugar de un Albariño. Sin embargo, si el vino está bien hecho, deberá estar equilibrado, y la acidez no debería ser evidente.
Según tu paladar se vaya acostumbrando más a los diferentes niveles de acidez y taninos y a vinos con más cuerpo, podrás añadir a tu portfolio algunos más atrevidos. A este nivel hay muchos más vinos a los que tener en cuenta, como un Rioja con mucho cuerpo, o algo menos trillado, como un Shiraz de Jumilla, o incluso ir más allá con un Syrah del norte del Ródano.
Conocer los estilos de vino que mejor le van a tu paladar hará que el mundo del vino se abra para ti, y así poder descubrir sensaciones y placeres nuevos.