La uva Riesling es toda aromas y sabores puros, sin ninguna influencia procedente de la utilización de roble u otras técnicas para mejorar los sabores. Con frecuencia, cuando hablamos sobre vinos, queremos describir sus distintos aromas y sabores, pero Riesling huele y sabe a Riesling. Este pequeño y milagroso grano puede producir vinos deliciosos para disfrutar cuando son jóvenes, a la vez que tienen el carácter suficiente para evolucionar y mejorar al pasar tiempo en botella. Desde sabores frescos, florales, de manzana y lima cuando es joven, hasta miel, petróleo y frutas deshidratadas cuando ha envejecido en botella durante muchos años. Es una uva que refleja los suelos y el microclima en los que crece. Tiene un vigor como ninguna otra uva. Puede producir vinos totalmente secos y también otros exquisitamente dulces.
El hogar de Riesling es Alemania, en las escarpadas laderas de viñedos en las orillas de los ríos Mosela y Rin. Es una uva a la que le va mejor un clima fresco, que da como resultado vinos más bajos en alcohol, pero con niveles de acidez altos de manera natural, lo que es primordial para el envejecimiento. Se pueden encontrar excelentes Riesling en Alsacia en Francia, y en la Región de Wachau en Austria, donde los vinos tienden a ser secos y de cuerpo medio, de hecho, allí los hay que puede rivalizar con los mejores Rieslings alemanes. También hay fantásticos en Australia, especialmente en Clare y Eden Valleys y en Margaret River, y también en el Estado de Washington, en Estados Unidos.
Si estás en un restaurante o en un wine bar seguro que dejas impresionado al sommelier si pides un Riesling de alguno de los lugares que he mencionado anteriormente. Es una uva que los wine lovers adoran.
Así mismo, Riesling es probablemente el vino más versátil para maridar con comida, porque puede ser muy ligero y con una sólida acidez, lo que lo convierte en la pareja perfecta para todo tipo de marisco, entremeses, platos asiáticos picantes, fritos y platos a base de cerdo. Los estilos de Riesling más dulces se deberían acompañar con platos dulces o con queso.
Si lo que os cuento es cierto, ¿cómo es que muchos de vosotros no habéis probado nunca un Riesling? Pues porque tiene un problema de imagen, una “resaca” que viene de los años 80, cuando se produjeron y vendieron grandes cantidades de vinos endulzados y con una penetrante acidez procedentes de Alemania. Además, el idioma y las diferentes clasificaciones de los vinos hacen que sea algo incomprensible para mucha gente. Los vinos alemanes se clasifican por la madurez de las uvas, que se divide en Kabinett, Spatlese, Auslese, todos ellos van de secos a semi-dulces, y los Beerenauslese, Trockenberenausle y Icewine, que se encuentran entre algunos de los vinos dulces más impresionantes y caros del mundo. Sin embargo, no es necesario probar todos ellos para descubrir la intensidad de sabores que un Riesling ofrece.
Cuando pruebes un Riesling por primera vez, no te apresures, intenta identificar los aromas y ponerles nombre. Para disfrutarlo de verdad, como con cualquier otro buen vino, tienes que dejar que te llegue, de manera relajada y despacito, y él se mostrará por sí mismo…