¿Cómo de importante es la añada en un vino? Es a la vez muy importante y no tan importante, dependiendo de la zona y el estilo de vino del que hablemos.
La añada es el año en el que las uvas se han cultivado y vendimiado. Por tanto, si una botella de vino tiene el año impreso en su etiqueta, ello quiere decir que el vino es de una añada en concreto. En las últimas semanas el mundo del vino ha estado esperando ansiosamente, como cada año, el lanzamiento “‘en primeur” de la añada 2019 en Burdeos. En este caso la añada es de gran importancia. Sin embargo, si un vino no indica la añada en su etiqueta probablemente sea una mezcla de vinos de diferentes años, como ocurre en la mayoría de los Champagnes. La mezcla de vinos permite a los enólogos mantener un estilo propio y no depender de las variaciones de las añadas.
Para madurar correctamente las uvas necesitan una combinación de agua, luz solar, calor y frío, en las proporciones adecuadas y en el momento adecuado. En general, un buen año es cuando a un invierno frío y lluvioso le sigue una primavera suave y un verano largo y seco, con días cálidos y noches frescas, creando un equilibrio de fruta y acidez. Por el contrario, un mal año para que las uvas maduren es cuando hace demasiado frío durante la primavera o llueve en exceso en verano, lo que da lugar a vinos sin equilibrio. Los cambios meteorológicos afectan a las condiciones de cultivo y, como consecuencia, a la maduración y el estado de las uvas.
Donde hay más probabilidad de que haya variaciones en la calidad es en zonas donde las condiciones meteorológicas son menos predecibles. Es así por ejemplo, en el norte de España, en Rías Baixas y en Ribera del Duero, en las regiones francesas de Borgoña y Burdeos, o en Mosel en Alemania, todas ellas propensas a tener mucha más variación en las añadas que zonas donde las condiciones de cultivo son más predecibles, como pueden ser Valencia, La Mancha, Sicilia y Central Valley en California.
Cuando se trata de vinos de marcas reconocidas con grandes producciones, la utilización de tecnología moderna y la capacidad de los enólogos de mezclar vinos de diferentes viñedos pueden conseguir que año tras año se mantenga relativamente la calidad del vino. Por ello, hay menos variación en la añada y en el vino.
Uno de los conceptos erróneos más extendidos sobre el vino es que mejora con el tiempo. Como norma general, no es así, la mayoría de los vinos mantiene su calidad durante un tiempo, pero no mejora.
Elegir un vino puede ser suficientemente complicado para además tener que recordar la añada. Así que ten en cuenta que la mayoría de los vinos que se están haciendo ahora, probablemente el 90%, es para que sean consumidos entre un año y dos después de la vendimia. En general, la calidad de los vinos más jóvenes ha mejorado enormemente en los últimos años, y los consumidores quieren beber vinos de manera inmediata, no guardarlos, por lo que es necesario producir vinos que se puedan consumir sin tener que esperar.
¿Qué le ocurre a un vino cuando está en la botella? La mayoría de los vinos que están bien hechos evolucionará bien con el tiempo, perderá sus aromas afrutados primarios, pero desarrollará más sabores maduros. Vinos jóvenes de diario, generalmente baratos, perderán sus aromas primarios de fruta y su carácter más rápidamente, opacando su sabor. Cuando elijas una botella, lee la etiqueta. Hoy en día muchas incluyen una recomendación sobre el periodo en el que debe ser consumido.
Si estás comprando vinos de calidad y no estás seguro sobre algo, pregunta. Probablemente encuentres en un restaurante un sommelier con formación o una persona igualmente formada en la tienda de Vinos a la que acudas. Es importante preguntar si un vino de un año en concreto está listo para beber. La mayor parte de los vinos de calidad está hecha para envejecer, así que a estos vinos les llevará tiempo alcanzar la madurez óptima.