La demanda de ‘vinos naturales’ sigue creciendo en todo el mundo. Cada vez es más habitual encontrar referencias a vinos naturales en prensa, blogs o en las cartas de los restaurantes y bares de vinos. Sin embargo, no hay una definición clara de que es un vino natural, y ésta, queda abierta a la interpretación del enólogo.
Para mí, un vino natural es un vino resultado de una agricultura respetuosa con el medio ambiente, auténtico, con personalidad, que expresa fielmente las características de un suelo y un clima determinados. Es, en este tipo de vinos, donde el enólogo es capaz de mostrar la mejor versión de un terroir determinado.
El término “Vinos Naturales” incluye, vinos ecológicos, orgánicos y biodinámicos, pero los vinos naturales no requieren de una calificación oficial para ser considerados naturales.
Una de las razones que ha impulsado el crecimiento de la demanda de «vinos naturales» es, que los aficionados al mundo del vino buscan cada vez más la originalidad, evitando los vinos de corte estandarizado.
Muchas bodegas se ciñen a las tendencias comerciales replicando estilos de vino que ya funcionan. Esto es comprensible y tiene un claro sentido comercial, sin embargo, es importante no descuidar la búsqueda de la tipicidad como elemento diferenciador y que aporta valor a la elaboración.
La popularidad de los vinos naturales es también resultado de las tendencias del mercado, y si el incremento de la demanda nos facilita el acceso a vinos con personalidad y calidad a precios razonables, bienvenida sea esta tendencia, que espero sea cada vez más popular.
Recientemente asistí a la inauguración de la Mostra de Vins Singulares de la Marina Alta, en Jesús Pobre, Denia. La idea que yacía tras esta feria era la promoción de vinos cuya forma de elaboración fuera respetuosa con el medio ambiente.
La promotora de esta idea fue Mara Baño, propietaria de la bodega Les Freses en Jesús Pobre. Su entusiasmo y su energía generaron la participación de bodegas de toda España y parte del extranjero. Personalmente, estuve encantado de poder participar representando bodegas internacionales que elaboran vinos naturales en Nueva Zelanda, Francia e Italia.
El resultado, un éxito. Aficionados de diferentes puntos de la comarca se acercaron a conocer personalmente a los viticultores y probar y disfrutar de sus vinos; Cada vino tenía su propio estilo y los asistentes pudieron comprobar la importancia de como el origen y la forma de elaboración resultan en vinos auténticos y deliciosos.
Ya sea un Moscatel de Jesús Pobre, un Bobal biodinámico de Requena, un Tempranillo de Castilla León o un Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda, cada vino era único, diferente y con una personalidad irrepetible.
Para la inmensa mayoría de los asistentes, esta gran iniciativa de Mara Bañó, fue la forma de descubrir un nuevo tipo de vino. Como decía Matt Kramer en su artículo para la prestigiosa revista The Wine Spectator –A menudo, no son los vinos de las regiones vinícolas más populares, los que componen el panorama actual de los mejores vinos del mundo-
El trabajo y la dedicación de ciertos enólogos, como los que asistieron a esta feria en Jesús Pobre, resulta en elaboraciones de gran calidad, a la altura de los más prestigiosos vinos del panorama actual internacional.
Así que, como siempre, desde mi columna, os animo a que sigáis probando y descubriendo grandes vinos que, hoy en día, pueden proceder de cualquier rincón del mundo.