Hoy en día gran parte de las bodegas españolas utilizan dos tipos de tapones para el embotellado de sus vinos: el corcho tradicional para el mercado nacional y el tapón de rosca para sus vinos de exportación. Pero en muchos de los más importantes mercados de exportación de vinos españoles, léase Escandinavia y Estados Unidos, los consumidores prefieren los tapones de rosca.
Y te preguntarás ¿por qué son tan populares este tipo de tapones? Básicamente, porque es menos problemático que el corcho. Estás son sus tres grandes ventajas:
- No deja restos: no se corre el riesgo de que el vino tenga sabor a corcho, un problema que afecta a no menos del 10% de todo los vinos.
- Es más consistente: hay más variación entre botellas del mismo vino con corcho.
- Es más cómodo: no requiere sacacorchos y la botella se puede volver a cerrar fácilmente.
Por el contrario, si el período es más prolongado, de tres a cuatro años, los vinos con rosca pueden tener problemas en la reducción, que se manifiesta por un olor a huevos podridos o goma quemada, lo cual no es muy agradable, pero que por lo general desaparece si el vino se decanta.
Conclusión: es una cuestión de gustos. ¿Qué opinas? ¿Tienes alguna preferencia por el corcho o el tapón de rosca?