Mi primer viaje como profesional del vino, hace unos treinta años, fue a la región de Languedoc Rousillon en el sur de Francia. En aquel entonces, yo vivía y trabajaba en Londres y los vinos franceses copaban el mercado.
Históricamente, al otro lado del Pirineo español, se encontraba la región conocida por producir grandes volúmenes de vinos baratos entre malos y mediocres. Pero como resultado de una caída en el consumo doméstico y de la competencia del Nuevo Mundo las ventas se desplomaron y, por consiguiente, los vinos de esta región entraron en declive, una situación muy parecida a la sufrida por algunas regiones de España.
Se abandonaron muchos viñedos porque dejaron de ser económicamente viables de cultivar. Los más afectados fueron los viñedos ubicados en las zonas más inaccesibles donde el rendimiento era muy bajo y la cosecha se hacía a mano, lo que aumentaba aún más el coste de producción.
Sin embargo, han sido estos mismos viñedos la razón detrás del renacimiento de la región en los últimos años. Una generación de enólogos más joven e inspirada ha estado elaborando vinos de uvas cultivadas en viñedos de una sola finca, aplicando prácticas orgánicas y biodinámicas y lo más nuevo en tecnología.
Los vinos de Rousillon son bastante parecidos a los de Priorato con su clima cálido y seco, muy adecuado para la Garnacha. Es un lugar con gran cantidad de viejas viñas en suelos de esquistos a una altitud de hasta 800 m por su accidentado terreno montañoso. Reúne, por lo tanto, las condiciones perfectas para elaborar vinos de calidad Garnacha.
La regeneración del lugar ha sido posible en parte gracias a los enólogos de otras regiones que han visto el potencial de su suelo y las viñas viejas.
Al mismo tiempo que otras regiones vinícolas como el Priorato o partes del sur del Ródano lograban un gran reconocimiento mundial y precios caros, cada vez era más evidente que Languedoc Rousillon, con variedades y condiciones similares, tenía el potencial de producir vinos de alta calidad para competir con los mejores.
Esta región ofrece una amplia selección de uvas y estilos de vino. Hay verdaderas joyas por descubrir en las ondulantes colinas mediterráneas del otro lado de los Pirineos.
Las regiones más conocidas son: St Chinian, Faugeres, Corbiere, Blanquette de Limoux, (conocida por su vino espumoso), sin olvidar la región con el maravilloso nombre de Picpoul de Pinet, donde podrá encontrar vinos blancos deliciosamente refrescantes para acompañar los excelentes mariscos locales.
Estos son algunos de los mejores productores a tener en cuenta: Prieure de St Jean de Bebian, Chateau Complazers, Mas de Daumas Gassac, Mas Gabriel, Domaine de la Grange des Peres, Domaine La Tour Vieille, Mas Delmas, Gerard Bertrand.